ARTE DEL MIMO
Por mimo se entiende no sólo la forma dramática que no utiliza las palabras, sino también el actor que la desarrolla. El mimo también es conocido con el nombre de pantomima y suele confundirse con todas las formas de teatro popular y muy especialmente con la Commedia dell'Arte, con el Circo y el Music-hall. Pero cada vez se tiende más a definir estéticamente el arte del mimo y la
pantomima.
Como muy acertadamente afirma Jean-Louis Barrault, se nos educa de una manera muy incompleta. Se nos enseña a escribir, se nos enseña, aunque mucho menos, a hablar, pero no se nos enseña a movemos y a utilizar la complejidad expresiva de nuestro cuerpo. No tenemos noción de lo que puede representar el gesto; por tanto, no pode mos apreciar el arte que deriva del gesto: la pantomima,
tan vieja como la humanidad misma. Si llegamos a apreciar la danza es porque hacemos una trasposición, pues la danza es al gesto lo que el canto es a la dicción. Esta situación se ve empeorada porque el hombre, hasta el siglo XX,
no ha sabido encontrar un elemento que le sirviera para fijar y recordar el lenguaje de expresión corporal. La palabra ha sido fijada y ha permanecido a través de los tiempos gracias a la escritura. La escritura tiene la maravillosa
cualidad de poder dar vida de nuevo a palabras que ya nadie emplea. Hoy día gracias al cine y la fotografía, tenemos un instrumento adecuado para conservar la realidad efímera del gesto.
pantomima.
Como muy acertadamente afirma Jean-Louis Barrault, se nos educa de una manera muy incompleta. Se nos enseña a escribir, se nos enseña, aunque mucho menos, a hablar, pero no se nos enseña a movemos y a utilizar la complejidad expresiva de nuestro cuerpo. No tenemos noción de lo que puede representar el gesto; por tanto, no pode mos apreciar el arte que deriva del gesto: la pantomima,
tan vieja como la humanidad misma. Si llegamos a apreciar la danza es porque hacemos una trasposición, pues la danza es al gesto lo que el canto es a la dicción. Esta situación se ve empeorada porque el hombre, hasta el siglo XX,
no ha sabido encontrar un elemento que le sirviera para fijar y recordar el lenguaje de expresión corporal. La palabra ha sido fijada y ha permanecido a través de los tiempos gracias a la escritura. La escritura tiene la maravillosa
cualidad de poder dar vida de nuevo a palabras que ya nadie emplea. Hoy día gracias al cine y la fotografía, tenemos un instrumento adecuado para conservar la realidad efímera del gesto.
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